PINTURA SOBRE CUBIERTA - FLORES BLANCAS


Acabo de encontrar este cerámico que formaba parte de un mural importante pero que tuve que rehacer, porque cuando me lo hornearon cayeron sobre la pieza partículas del ladrillo refractario de las paredes del horno, que se adhirieron al esmalte blanco satinado ablandado por la temperatura de la quema. Lo publico, sin embargo, porque me da el pie para compartirles algo de lo que aprendí en mi intensa experiencia con esta técnica desde 1985 al 90 (pintando de 8 a 14 horas por día).
En 1er. lugar, aprendí sola, probando. En la Escuela de Bellas Artes no la enseñaban (porque sólo había un horno eléctrico y se trabajaba sobre todo con pastas rojas donadas (que dejan residuos difíciles de eliminar para que no se arruinen las piezas con esmalte blanco). Fui 2 años a un curso de Pintura sobre Porcelana que dictaba una Profesora que hacía murales y por eso tampoco lo enseñaba. Así que me puse a experimentar.
Como los pigmentos calcinados que se usan  son en polvo, se preparan para poder pintar diluyéndolos con aceites especiales de secado lento, rápido o intermedio, según el objetivo. Con el lento (muy bueno para la técnica de esfumado o si se hacen varias quemas) no lograba las diferencias de valor marcadas que yo quería plasmar. Con el  rápido y el intermedio (recuerdo que era una manzana tamaño natural) se secaba la pintura antes de terminarla y no podía continuar (la técnica no permite repintar o corregir). Hasta que me encontré con María Elba Bordón (¡Gracias!), que hacía murales y me dijo que mezclara intermedio con lento. Busqué la proporción y despegué.
En la foto verán mi rutina de pintar de atrás para adelante (con pinceles de pelo de marta: uno chato ancho (n° 18) y uno redondo fino ( n°0 ó 00) . O sea, comienzo con el fondo (generalmente con gris azulado por encima de la línea de horizonte y gris verdoso por debajo), en el que reflejaba toques del color de las formas del diseño, además de definir sus sombras. Luego pintaba el resto: la flor principal y las hojas; y en este caso, las pequeñas flores con sus hojas y pimpollos las dibujé retirando el color del fondo con un palillo de madera, para luego pintarlas.(Lo mismo hice con los estambres alrededor del centro de la flor grande). Y luego iba al horno a 610°Centígrados (Temperatura justa a la que llegué con la experiencia en el caso revestimientos cerámicos con pasta roja. La blanca admite mayor temperatura).  


Crédito, Foto y Texto: Marta Amorós

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