CERÁMICA COCHURADA EN HORNO A LEÑA

Hoy  compartiré con Uds dos piezas que  hice  en 1985, en que tomé clases de cerámica con Jorge Marino, excelente ceramista y también pintor, en su casa-taller  ubicada en  Villa San Lorenzo (Salta-Argentina).






La 1a. es un vaso que construí con arcilla blanca, usando el método de cintas, con una forma a la que quise imprimirle mucho movimiento. Luego de horneado el bizcocho, le di color con óxidos sopleteados  y luego una cubierta de esmalte transparente. Fue nuevamente al horno (construido por el propio Marino y que alcanzaba altas temperaturas).

La magia de estos hornos de  atmósfera reductora reside en que es imposible lograr dos piezas totalmente iguales, aunque se modelen y decoren exactamente de la misma forma. Esto es debido a que dentro del horno se producen reacciones químicas que modifican a cada pieza, que reacciona también  con los componentes del resto  de las que comparten esa quema.




La 3a. y 4a. fotos muestran una caja de 2 piezas, construída también con arcilla blanca, pero con el agregado de chamote  (arcilla blanca horneada y triturada), que se incorpora a la pasta antes de modelar. Permite, una vez terminada la pieza, retirar trozos de su superficie, quedando en su lugar perforaciones de distinta forma y tamaño, que acentúan el carácter rústico de la misma.                        Tiene en el borde hendiduras en la parte inferior que se corresponden con salientes  en la parte superior,  impidiendo con su alternancia que la tapa se desplace.
 Di un poco de color con óxidos a la  parte externa .
Como nosotros decidimos usarla como cenicero, antes de hornear deposité abundante cristal azul en polvo  en el fondo de ambas partes ( que en la cocción se craqueló).

Crédito, fotos y texto: Marta Amorós

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